jueves, 8 de noviembre de 2012

Para Alina Bordian

Amo los trenes que cruzan insomnes
la noche, amo la intimidad
fría, descolorida, inexplicable
de los viejos vagones de la Europa del este
desde Viena a Brasov, de Berlin a Belgrado o por ejemplo
De Budapest hasta Timisioara
Amo también la soledad, las apagadas luces
de las perdidas solitarias estaciones
el silbido procaz de las sirena, el chirriar
obsceno de los frenos, la lujuria
en las cabinas de dos pasajeros,
en amor en los trenes, la amistad
que nace de los trenes y las vías
eternas que prosiguen
siempre, siempre adelante:
los trenes siguen sin la vida acaba
y apenas descarrilan, la vida casi siempre
equivoca la vía y nunca vuelve;
por eso me parecen tan seguros
por eso los añoro desde el cielo,
amo su lentitud y su perseverancia
cuando los veo pasar o cuando sueño
e imagino mi vida como largo viaje
en tren desde Lisboa a Bucarest

Timioara,  mayo de 2012